Mi viaje comienza bajo una lluvia
fina, intensa. Espero al autobús deseando que no tenga horario festivo. Parece
que, a pesar de la Almudena, no es así. Las seis y el cielo ya está oscuro.
Tras un aburrido trayecto -¿para
cuándo el teletransporte?-, el autocar llega a su destino. Correría para coger
el metro, pero ya me he vuelto a torcer uno de mis endebles tobillos.
Me siento en uno de los vagones.
Vaya, se me ha olvidado el libro. Levanto la mirada, que se topa con un cartel
que indica O´Donnell. Una lucecita se enciende en mi cerebro: ¿no ponía en la
información que el local estaba cerca de Goya y O´Donnell? Uno con trasbordo;
el otro, no. Mmmm… Bajo aprisa.
Espero ser capaz de encontrar el
local. Una preciosidad de nombre -LasNieblas de Ávalon, que lleva recordar uno de mis libros preferidos- me da
un toque de atención. Aquí es. Entro. Es un lugar amplio. Resulta ser una
escuela de danza ¡Genial!
Me siento en la barra. Me
atienden unas chicas amabilísimas. Con mi zumo de piña sólo me queda esperar
que empiece.
Un poco tarde para alguien que
depende del transporte como yo, comienza la presentación de El Rey Trasgo.
Alberto indica que no ha
planificado la novela, que la base fuera el trasgo. A lo largo de los años
diferentes ideas se habían cruzado en su mente sin construirse una historia,
sin encontrar un hilo en común. Sin embargo, irrumpe la figura del trasgo. Y
todas aquellas antiguas ideas cobraron sentido. A partir de una figura
solitaria, loca que vive aislada en una
cueva y que espera el momento para rehacer – a su manera- el mundo que observa
desde las cenizas se va estructurando la montaña, los países y el mundo
literario.
A pesar de ser el pilar, no se le
dedican numerosas páginas. Está en la sombra.
A Alberto Morán se le plantean la
siguiente pregunta: ¿sobre qué iba a escribir? Lo que lleva a interrogarse
sobre cómo puede definirse la obra. Para él resulta una saga de fantasía épica, pero con matices.
Sí, es una saga, pues constituye
una gran historia que hace preguntarse ¿y qué pasa después? Mas el autor
también tiene la intención de que cada volumen tenga un sentido completo,
cierta autonomía.
Pertenece a lo que se suele
llamar fantasía en tanto que el hombre vive junto a otros seres. Con todo, esta
obra se centra en los ciudadanos, que habitan el mundo. Me recuerda, en cierto
modo, a lo que Unamuno llamaba intrahistoria.
Alberto Morán |
Además pertenece a la épica, pero
héroe no es ese ser perfecto y glorioso de los clásicos. Sí, hay batallas, mas
los hombres avanzan a ella con miedo.
A continuación, se cuestiona el
tono y la ambientación que desea dotar a su novela. Y resulta que en ella hay
terror, batalla, pero, sobre todo, es una novela de personajes; es decir, de lo
que los mueve y cómo son. Me parece un análisis, más o menos profundo, del ser
humano desde un aparente prisma de fantasía. Como puede verse resulta un texto
completo y de gran significado.
Respecto a la organización de la
obra, ésta se estructura en torno a dos tramas: por un lado, la ciudadela; por
otro, la montaña.
La ciudadela es una fortaleza
construida sobre sangre de diferentes civilizaciones. Surge de la nada como una
roca flotante. Todos quieren habitarla hasta que tres naciones lo consiguen.
Descubren que dentro de esa roca existe un corazón de fuego. Una poderosa arma
que desencadena una guerra.
Uno de los protagonistas vive
aquí. Comienza ilusionado, pero primero pierde un brazo, es traicionado…Así que
es un personaje que va evolucionando en base a su dolor.
En cuanto a la otra trama, la de
la montaña, tiene como uno de los personajes relevantes un escriba que investiga la muerte de su madre con la
ayuda de un amigo. Ambos descubren un diario. Al leerlo, comprenden que
conservar la vida a veces es más importante que la humanidad. Además, existe
otro hallazgo: la oscuridad que habita en el interior de la montaña. Allí
observa y espera el trasgo.
Toda la obra tiene como fin
buscar aquello que mueve al ser humano. ¿qué lo hace amar, odiar, despreciar o
rendirse? Es, como ya se advertía, una historia de seres humanos.
Y con todo esto, se pone a
escribir para terminar nueve meses después.
Tras conseguir el apoyo de la
editorial, se puso en contacto con la ilustradora (Bárbara Hernández). No
quería el típico fortachón en su portada, sino que se representara ese mundo
oscuro, donde la esperanza alumbra con tenues rayos. Así que buscaba a un ilustrador que utilizara
símbolos y que para ello empleara la técnica de la tinta. De este modo, una vez
leída la obra, se puede volver a contemplar la portada y comprender dicha
simbología.
Un mundo oscuro y terrible e el
que podemos vernos reflejados: temores, odios, esperanzas.
A continuación comienza el turno
de preguntas.
Una de las cuestiones se refiere
al sistema de lucha que se emplea y si se basa en la esgrima. Aquí, Alberto
Morán muestra que investiga para hacer su mundo literario lo más lógico
posible. Nos recuerda que en el Medievo se lucha con espadas a dos manos, pero
que se sigue –a diferencia de lo que se hace ver en las películas- la disciplina
de la esgrima. Para poder describirla adecuadamente, comenzó a hacerla él.
El caso es que en torno a esta
disciplina guerrera gira toda una filosofía que ha de tenerse en cuenta para
perfilar el comportamiento de las naciones.
Otra de las preguntas que se hace
al autor es cómo ha sido su experiencia con una editorial joven. El autor
indica que ha tenido absoluta libertad para idear la ilustración y que aprecia
el cariño con el que se trabaja para que el “continente engrandezca el
contenido”. Y aseguro que es una edición preciosa.
¿Cómo recibe la crítica? Es otra de las
cuestiones. A lo que Alberto confiesa que son mejores que lo que esperaba, pues
es su primera novela y la primera vez que solemos llevar a cabo algo no suele
ser la mejor. Además observa con cuidado qué es lo que le indican los críticos,
pues hay una serie de elementos que son básicos para dotar de calidad a una
obra, mientras que otros dependen de los gustos.
La extraordinaria portada realizada por Bárbara Hernández |
También se pregunta si a cada
nación la identifica con una real. La respuesta es que todo está bajo la oscura
sombra de lo medieval, menos un lugar de base renacentista. Además, aquí se
hace una serie de preguntas como: ¿en qué se hubiera convertido Afganistán si
siguiera la influencia persa y helena de Alejandro Magno? De modo que se hace
patente que este autor busca siempre el origen y las causa que expliquen los
comportamientos y pensamientos (¡me encanta!).
¿Cuándo escribe, hay fuga donde
se presenta la personalidad, conocimientos y lecturas propias? Es una pregunta
que tiene una respuesta bastante obvia con lo que ya se viene diciendo ¿no?
Además se le pregunta sobre la
magia y la religión. El autor indica que
hay un mundo de magia, el de las Hadas, un reino inmaterial. Para llegar allí,
los humanos abren los siete sellos y toman algo de magia. La moldean. Para ello
ha de trabajarse mucho. Sin embargo, hay otro camino más corto: el de la
nigromancia. Son parias, cadáveres, seres que pierden la humanidad, pero todo
por algo.
Respecto a la religión, Alberto
advierte que no es monoteísta, pues quiere responder cómo sería un mundo sin
una religión imperante. El mundo es sembrado por distintas religiones que
imprimen cierta personalidad a los personajes. A esto se suma que no existen
las guerras por religión.
¿Y los nombres? Tienen características
según la nación de procedencia, una sonoridad diferente basada en el griego,
alemán, latín, bizantino. De modo que un nombre oculta la cultura y la historia
de ese país.
¿En qué tipo de trasgo se basa el
de la obra? ¿Celta? ¿Germano? El rey trasgo presenta clara influencia de los
trasgos germanos, hechiceros. Los de la obra, en cambio, están conectados con
la magia, pero no saben cómo utilizarla. Hasta que uno descubre cómo hacerlo.
Además, presenta la curiosidad de un niño que se pregunta ¿cómo será por
dentro…?
A pesar de lo que se ha comentado
de los nombres inventados, aparece un antropónimo reconocible: Tobías. ¿Por
qué? El autor indica que es un personaje humano que tiene el papel de guiar al
lector, de modo que le interesa que éste se identifique con él.
Alberto ha confesado antes que
comenzó escribiendo la historia del trasgo, pero que eso no funcionaba hasta
que se había dado cuenta que es un personaje que se intuye, que actúa en la
sombra. Por eso uno de los asistentes pregunta que cómo habría sido la novela
si hubiera girado en torno al trasgo. La respuesta del autor es clara: un bloque de cemento.
Esto conduce a otra cuestión:
¿cómo es físicamente el trasgo? Pero el novelista advierte: quiero
que se lo imagine (el lector). Su
rostro será el que el lector ponga. Por eso era tan importante que de todo
el grupo de ilustradores (cinco) ninguno dibujara su rostro.
Se pregunta también sobre el
brazo mecánico de un de los personajes. Invento que está tomado de la realidad
y que ha sido muy bien estudiado tanto por el autor como por el ilustrador que
se ha encargado de presentar ese personaje.
Por último, se interroga al autor
sobre las bestias que aparecen en la novela. Hay pegasos, grifos…pero no
dragones, que sólo aparecen en los cuentos que leen y escuchan los personajes.
A esto se suma que esos seres ya estaban ahí cuando aparece el ser humano, que,
en su arrogancia, cree poder doblegarlos. Con algunos está en lo cierto, pero
con otros…
Además ha tenido que tener en
cuenta que existan muchas bestias de tipo aéreo da lugar a una forma de defensa
diferente. Pero con lógica y nunca convirtiéndolo en un video juego.
De izquierda a derecha: los ilustradores Juan Díaz y Bárbara Hernández junto al autor de El Rey Trasgo: Alberto Morán |
Aquí termina el turno de
preguntas y comienza el encuentro con dos de los cinco ilustradores. BárbaraHernández y Juan Díaz nos explican como llegaron a formar parte de ese grupo y
los entresijos de su labor hasta llegar a la magnífica portada y a la
representación de uno de los protagonistas teniendo en cuenta su personalidad.
Tras esto se inicia el momento de
las firmas. Alberto Morán es un autor detallista no sólo en la investigación de
la materia que va a dar luego forma en su novela, también hacia sus lectores, a
quienes dedica su tiempo.
Como podéis comprobar una obra de
calidad, de profundidad humana con la apariencia de la fantasía épica. Un buen
regalo para Navidad.
Para saber más:
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