El denominado
sureste asiático englobaría Indonesia,
Malasia, Cambolla, Myanmar, Laos, Tailandia, Vietnam y el sureste chino. De
modo que nos hallamos ante un conglomerado de religiones que se influyen unas a
las otras. Con todo, hay ciertos rasgos característicos de este entorno; a
saber: universo multidimensional (siete mundos encima del nuestro, otros siete
debajo); la sociedad se jerarquiza respecto a la estructura del universo; la
cabeza del ser humano es el lugar donde anida el poder espiritual, de ahí
que se “cazaran” cabezas, pues se creía
que los guerreros que lo hacían aumentaban aquél; el arroz es protagonista
tanto de su vida como de la mitología de muchas de estas zonas.
Como hay numerosas
religiones, de igual manera existen gran cantidad de mitos de creación. Hoy
vamos a centrarnos en Sumatra. Allí se relata que el Dios creador tenía, en vez
de esposa, una gallina azul, Manuk Manuk. Ésta puso tres huevos, de los que
nacieron tres divinidades creadoras, pues formaron los tres niveles del universo:
el superior (el cielo), el intermedio (la tierra) y el inframundo.
El segundo,
el mundo intermedio, sólo lo ocupaba el mar. Boru Deak Parudjar bajó del cielo
para evitar los requiebros del dios Mangalabulan. Una golondrina contó lo
ocurrido al padre de aquella, Batara Guru, quien envió al pájaro con un puñado
de tierra. La golondrina la colocó sobre el agua. Se extendió, convirtiéndose
en tierra firme.
El dios
sembró semillas de las que surgieron los animales. Después, envió a una
encarnación, una copia, humana de sí mismo con el fin de procurar que ese
territorio fuera seguro. Para conseguirlo, se vio obligado a luchar con la
serpiente que gobernaba el inframundo, Naga Padoha (¡qué curioso que siempre
aparezca una serpiente!).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.