Han llegado las Olimpiadas, así que vamos a recordar algunos datos sobre ellas.
Los Juegos Olímpicos eran en su origen unas fiestas religiosas, culturales y deportivas celebradas en Grecia -en la ciudad de Olimpia- desde 776 a C al 392 d C (momento en el que el emperador Teodosio I los prohíbe por considerarlos paganos) cada cuatro años en honor a Zeus. Resultaban de tal importancia que las guerras tomaban una pausa para que los Juegos -desarrollados por Heracles, según cuenta la leyenda- tuvieran lugar bajo la vigilancia de la gran estatua de Zeus y la llama olímpica. Se competía en lucha, pentatlón (que incluía lanza de jabalina, de disco, salto de longitud),salto de longitud, carreras de carros e incluso modalidades artística. Eso sí, sólo participaban hombres, teniendo estrictamente prohibida la entrada las mujeres.
El ganador era premiado con una corona de laurel -símbolo del dios Apolo- y una estatua.
Los Juegos fueron recuperados -desde un punto de vista deportivo- en 1894 por el barón de Courbertin, pedagogo que consideró que el encuentro entre atletas de diferentes naciones disminuiría las tensiones del mundo (en plena lucha imperialista). Consiguió, además, que se hicieran en Atenas, a pesar de las presiones para que se hicieran en París.
A él le debemos también el diseño de los cinco aros olímpicos (1914), simbolizando los cinco continentes unidos por el deporte, así como todo el protocolo.
A pesar de que comenzar siendo un hombre rico, murió en la miseria -había dado todo por la causa olímpica- y olvidado por todos. Su último deseo fue que trasladaran su corazón a Olimpia. Allí, bajo una estela de mármol, descansa.
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