Ayer, 22 de junio, tuvo lugar un encuentro con la cultura maya desde varios puntos de vista, incluyendo la mitológica gracias a la novela La Sombra de Nayá. ¿Y si lo que consideramos mitología resulta partir de una realidad palpable? Un descubrimiento geológico nos hace pensar en esta posibilidad.
El evento comenzó con Susana Gonzalo, la editora (Appaloosa Editorial), dando agradecimientos y presentando tanto a Felipe Galán como al biólogo Gabriel Segura.
Fue éste
quien empezó siendo nuestro guía en torno a la cultura maya, tras hacernos ver
que es tan rica que resulta muy complejo sintetizar. Ortodóxamente se considera
que los mayas proceden de una tribu nómada procedente de Rusia que llegó a América siguiendo la caza. Nos advierte que existen
restos de hace 20.000 años. Sin embargo, el hito es el invento de la agricultura,
gracias a la cual pueden abastecer a numerosos pobladores, surgiendo las
grandes ciudades.
Entre todos
los cultivos destaca el maíz, que tiene un papel importante en mitología (como ya vimos en otra entrada).
Parece ser
que esta cultura tiene su momento álgido entre el 200 a . C y el 900 d. C. en
esta etapa consigue un gran desarrollo en la escritura, en matemáticas (ya
incluye el cero, por ejemplo), en astrología y en una arquitectura que se
asemeja a la egipcia (aunque no sólo a ésta). Es curioso que en palenque, uno
de los relieves muestre –como ya indicó la NASA- una sala de mandos.
Aunque se
suele considerar que los españoles terminaron con esta civilización, la verdad
es que en torno al 900 se da una serie de catástrofes que provocan la hambruna.
De modo que el pueblo se disgrega. Más tarde, llegaron los españoles. Aunque está
muy extendida la idea de que Hernán Cortés fue despiadado, la realidad es que
fue ayudado por los pueblos que durante siglos habían sido dominados por los
maya y que eran la materia prima de sus sacrificios para que los dioses
volvieran. La venganza.
Entre el
siglo XVII y el XIX se diluye la información sobre esta cultura. Es durante el
XIX cuando el espíritu romántico y nacionalista provoque la revolución, así
como el comienzo de las investigaciones.
En este
punto, Gabriel Segura da paso a Felipe Galán, que nos explica cómo se documentó
y cómo se gestó su novela sobre la mitología maya: La Sombra de Nayá.
Por lo visto,
la musa le habló cuando leyó la novela País de las mariposas, en donde aparece
el franciscano y miembro de la
Inquisición (ya con esta información da en la nariz que hizo
alguna atrocidad) Diego de Landa. Organiza en Maní un Auto de Fe, es
decir, destruye los códices (¡noooooooooo!; y yo que no aguanto que doblen las
esquinas de los libros…) e ídolos mayas. La única justificación de tal barbarie
fue la de indicar en que era obra del demonio (entre las imágenes de serpientes
y el “problema” de que siguieran otra religión…). Este acto vandálico provocó
tales quejas que se vio obligado a volver a España requerido por el propio
Felipe II. Le debió echar tal rapapolvos (aunque absuelto de sus crímenes) que
pretendió liberar su conciencia escribiendo Relación de las cosas de Yucatán,
obre con la que pretende conservar la lengua que había atacado antes.
El caso es
que sólo quedan cuatro documentos de la cultura Maya (en el Museo de América de
Madrid, en Alemania, en París y en México).
Al principio,
la novela iba a girar en torno a este personaje, mas leyó el Popol Vuh, en el que –como ya sabemos-
incluye el mito de creación, el del diluvio (que aparece en la mayor parte de
las culturas). Se sabe de la existencia de esta obra desde que en 1701los indígenas
se la enseñan al misionero Fray Francisco Ximénez. Queda tan fascinado por este
libro de leyendas que lo tradujo, creando un manuscrito en dos columnas (una
con la versión original; otra en castellano). Desapareció misteriosamente,
siendo recuperado por un investigador francés, quien añadió una tercera columna
en su lengua.
Pero lo que más
llamó la atención de nuestro autor fue una minuciosa descripción de Xilbabá (inframundo maya). Resulta ser el mundo de
obstáculos que tienen que recorrer los muertos para descansar. Se dice que había
que descender una escalinata empinada, llegando a una corriente de agua, tras
la que se encontraba un barranco. Después, podía verse un riachuelo de sangre,
que precedía a una encrucijada cuyos caminos podían llevar a la Sala del Consejo o a los
lugares de castigo. Entre éstos se describe muy bien lo que llaman la Casa de las Navajas,
fragmento que nos leyó Felipe Galán, avisándonos que lo guardáramos en la
mente.
A continuación,
se puso una serie de imágenes de la arquitectura maya que aparecen en la
novela: Chichén Ilzá, la pirámide del adivino (en Uxmal), el palacio de Sayil,
Satusat (“el perdedero”, pues es un laberinto donde, posiblemente, llevaban a
cabo rituales de iniciación).
Nos cuenta
que le llegó la noticia del descubrimiento de dos cuevas por unos mineros en la
década pasada. Principalmente en una de ellas se ve (además de siete minerales
nuevos) formaciones de Selenita (“piedra de la luna”, pues se creía que sólo
crecía durante la luna creciente. Dentro de dichas formaciones se conservan
burbujas de agua con genética tanto de bacterias que soportan altas
temperaturas como de polen.
La investigación
en este profundo lugar es difícil, porque el ser humano no puede permanecer allí
más de ocho minutos, ya que las altas temperaturas (50º) pueden producir un
colapso.
A
continuación, pidiéndonos que volviéramos a traer a nuestra mente la descripción
de una de las salas de Xilbabá, nos pusieron un vídeo sorprendente, que añado a
continuación:
Entonces
comenzó la tertulia, iniciada por Gabriel Segura. Este biólogo preguntó a
Felipe Galán si resulta posible que los mayas conocieran este lugar y si Xilbabá
existe realmente.
El escritor
confesó que no le cabía la menor duda de que ese lugar fue conocido por los
mayas, ya que lo describen tan minuciosamente. Ese hecho le hace pensar que el
inframundo era un lugar real empleado para ritos.
Antes de
seguir, se intenta contactar con Sara Zapata (la Presidente del Mundo
Maya), que procura recuperar su lengua y cultura. Esta mujer, que por lo visto
es un terremoto por su gran actividad, se enteró de la publicación de La Sombra de Nayá y los invitó a la Feria del Libro de Los Ángeles.
Un evento y
una obra muy interesantes.
Muchas gracias Patricia por tu detallada crónica, la hemos enlazado en la noticia de nuestra web. Un abrazo.
ResponderEliminarA vosotros por ese acto tan interesante en un local que me gustó muchísimo.
EliminarGracias por enlazar la crónico en la vuestra. La leí hace unos días.