LOS ROMANOS YA DISPONÍAN DE DENTADURA POSTIZA.

Durante el Imperio Romano, algunos ciudadanos podían permitirse comprar dientes postizos (parece ser que de hierro). Aunque ahora esto nos resulte de lo más normal y estemos acostumbrados a que nuestros abuelos lleven dentadura postiza, tras la caída del Imperio Romano de Occidente se produjo la pérdida de todos los avances científicos, tecnológicos y culturales. Entre ellos, desapareció esta técnica. Un ejemplo lo encontramos durante la Francia Imperial, donde la esposa de Napoleón, Josefina, desdentada, no tenía la posibilidad de hacerse con una dentadura postiza, ya que no existía ningún artesano que la fabricara. De ahí que, con el propósito de ocultar la boca desportillada de la emperatriz, se pusiera de moda el abanico, cuyo origen se pierde en el tiempo (posiblemente ya lo utilizaran los prehistóricos al descubrir el fuego, aunque se sabe seguro que lo empleaban incas, egipcios, griegos, romanos y españoles).