En esta semana del libro, en que
se acumulan eventos culturales de todo tipo aparece una carta del señor Wert (o
de alguien que escribe por él, vaya usted a saber) instando a leer (parece que
nos están tomando el pelo) y recordando dos cosas: El Quijote y la entrega del Premio Cervantes a Nicanor Parra.
En primer lugar, me parece irónico y hasta cínico
que este supuesto adalid de la cultura –que destroza la Educación con el fin de
atontar nuestra sociedad- salga como defensor tanto de la lectura como de la
novela más importante. Por una lado no se puede estar aparentando que se
protege y se desea expandir el hecho lector (actividad que da libertad y que
cuesta cierto esfuerzo intelectual) mientras se ataca la Educación (única vía
para desarrollar la mente del individuo) y se vacía el bolsillo de los ciudadanos.
¿Pretenden que pidamos hipoteca para comprar un libro? Uf, el caso editorial es
otro cantar. Porque no todos los libros son buena literatura. Para comprobarlo,
paséese por la Casa del Libro. Me espanta que haya tanta calidad exiliada del
mundo comercial. Y, aunque lo parezca, no todo el mundo es capaz de crear un
buen volumen. Mas esto es lo que se abre en abanico a los despistados usuarios: una
cantidad de obras de baja calidad en todos los sentidos. No estoy diciendo que
todo lo que se vende sea…que sea mediocre. Ni mucho menos. Pero es cierto que
está tan extendido como una plaga que ataca el cerebro del lector. Y esto no
quiere decir que no exista la calidad, que no existan verdaderos demiurgos del
libro. Doy fe de que hay una gran cantidad de ellos, aunque soterrados en el
limbo. ¿Será que no interesa que enciendan lucecitas en nuestras cabezas? Sea
como fuere, el caso es que, en un momento en que la vida editorial está casi
paralizada por la crisis (no sólo económica) y se lleva a cabo una política de
aborregamiento de la sociedad –muchísimo más fácil de adoctrinar y manipular-
no se nos ofrece siempre lo mejor que hay.
Otro caso es el de aparentar
cultura y defensa de la misma cuando el señor Wert nos recuerda lo
maravilloso que es El Quijote. Por
supuesto que es un libro extraordinario, pero algo me dice que o no lo ha leído
o no se ha enterado de nada, porque ya sabemos que bajo esa capa de
divertimento que hay en la novela de Cervantes se hace una feroz crítica a…justamente
a lo que todavía hoy tenemos en este país nuestro y él representa: la
amoralidad, la incapacidad de saber discernir entre bien y mal, el control de
los poderosos sobre el pueblo, la falta de libertad y de humanidad. Vamos, que
si lo entienden, será uno de los primeros libros en ir a la hoguera.
Sin embargo, tras toda esta carta
de ilusoria defensa de la cultura (así como de todo lo que subyace de ella) en
este contexto de ataque de la sociedad en general y de la Educación en
particular es sarcástico comprobar que el texto adolece de todo aquello que
nunca un representante y ordenador de la cultura debía tener: falta de
desarrollo intelectual que se muestra en la incapacidad de hacer oraciones coherentes
y de escribir sin problemas gramaticales.
Ahora me explico que de su boca
salgan tantas barbaridades por minuto. Querido lector, le dejo un enlace para
que compruebe lo indicado: Errores en la carta del Ministro de Cultura en el Día del Libro.
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