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jueves, 1 de marzo de 2012

¿POR DÓNDE SE HA DE CAMINAR?


En esta semana he tenido que ir a Madrid. Además de sorprenderme y romperme el alma la cantidad de indigentes que hacen de la calle su hogar (y no me refiero a los que fingen: en la salida del instituto hay un grupo de rumanos que te ponen un portafolios ante la cara para que indiques tu DNI y firmes, en principio porque presentan alguna minusvalía –en este caso parecía que una generación entera había sido afectada por la mudez-; un día, temprano, coincidí con el grupo cuando se estaba “armando”  y es que, bajo una algarabía, el cabecilla les repartía muletas), me pone de los nervios la falta de civismo y de inteligencia (una mucho tiene que ver con otra) de la gente, empeorando cada vez que vuelvo a la urbe.

La buena educación y la lógica nos indican que, en España, se camina por la derecha para facilitar el tránsito de personas sin chocarnos, atropellarnos, obstruir el paso. De esta manera, se deja paso a los que necesitan adelantarte por la izquierda. Esto demuestra la organización de nuestra mente, bien estructurada. Lo contrario, básicamente, estupidez y egocentrismo; es decir, mala educación y la falta de desarrollo del pensamiento.


Igual de absurdo y descerebrado resulta ocupar la acera entera por un grupo o, incluso, por dos personas. La verdad es que de este modo la gente de deja en ridículo al mostrar su propia estupidez  e inmadurez.

Sin embargo, lo que más me sorprende son aquellos casos que llegan a la total imbecilidad. Mis padres pudieron confundirse en muchas cosas, pero me dejaron muy claras las normas cívicas (porque esas cosas se aprenden en casa desde la más tierna infancia). Obviamente el raciocinio y la educación en casa te hace pensar en los demás y pasear de manera organizada, para no molestar (recuerdo que la libertad de uno termina cuando perjudica al otro). Caminaba por la derecha, como buena ciudadana, cerca de  la pared, cuando observé que una señora venía de frente y si no se movía íbamos a chocar. Como estoy harta de la gentuza sin modales –por tanto, inmersa en la estupidez- decidí seguir el trayecto que trazaba la razón, esperando que una luz iluminara la mente obtusa de dicha mujer. Como no ocurrió tal, me paré. Puedo asegurar que me encontraba en un de las anchas aceras de Madrid, por lo que a mi izquierda había un espacio libre mayor de un metro. ¿Por dónde se le antojó  ir a la señora? Sí, por mi derecha, donde solo quedaba un espacio de unos cinco centímetros. Luego nos sorprende que el jurado popular deje libre a Camps, que vote a quien se sabe que va a ir eliminando sus derechos o que sea manipulado mediante falacias. ¿Qué podemos esperar si el cerebro no funciona bien en casos tan simples como para ir por la derecha?

El desagradable episodio continúa, pues con su estúpida obcecación por procurar entrar en el minúsculo hueco, me empujó. Así que le pregunté si no sabía que la educación y el civismo indican que se camina por la derecha (obviamente, en lugares como Inglaterra, sucede lo contrario; así que no resulta difícil cambiar la costumbre cuando visitemos a nuestros vecinos anglosajones: la idea es el orden y el respeto) y la mujer –con sapos y salamandras en la boca, que luego se dice de los jóvenes- vino a decir que eso sería nuevo. Vaya, sus padres no hicieron su trabajo.

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.