El blog cultural (literatura, sociedad, aniversarios, curiosidades)de una docente que busca el ciudadano inteligente y cívico que no pueda ser manipulado ni engañado. Formemos ciudadanos de bien (ideal del XVIII).
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viernes, 27 de enero de 2012
CITA DEL DÍA: ALFONSO V EL MAGNÁNIMO
L
os libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impide decirme lo que debo hacer.
¡Qué buena suerte tuvo nuestra generación! Los libros dan rienda suelta a nuestra imaginación. En una época en la que nuestros padres estaban más encima, y que no había ni ordenadores ni consolas, en nuestra infancia aprendimos el valor de una buena lectura. Sólo así pudimos divertirnos jugando, inventar nuestros propios juegos, soñar, pensar...Si ahora los chicos fueran capaces de descubrir este mundo mágico de las letras, otro gallo les cantaría. Están acostumbrados a que todo esté hecho dando a un botón, y se han olvidado de pensar (no digamos de soñar), cuando no han aprendido todavía. Dijo una vez una autora que leer no es divertido porque exige un esfuerzo. Evidentemente, se refería a que hay que dar ese paso costoso que supone cualquier aprendizaje. Obviamente, cuando se mimetiza, no supone más que placer. El alma libre también debe alimentarse, y sin lectura, no somos más que gigantes (en potencia), pero sin corazón.
Gracias por tu comentario. Le estás cogiendo el tranquillo a esto. Je, je, je.
Estoy de acuerdo contigo. No es lo mismo la infancia de estas generaciones que la nuestra. Ni siquiera las anteriores, inmersas como estuvieron en la supervivencia. Nosotros tuvimos la suerte de ser la generación del equilibrio. Ahora se ha pasado del extremo dictatorial al permisivo. Pero los extremos se tocan y tan malo es uno como otro. Mañana sale un artículo sobre lo que comentas ejemplificándolo en el hecho concreto de la ausencia de cuentos en las generaciones actuales. No me refiero cuento como cara dura, que de ésa tienen demasiada, sino al género literario que ha educado en valores a las sociedades desde antiguo. Parece que vamos perdiendo también esta buena costumbre.
Recuerda que a esta generación se la nombra como la del zapping, pues su cerebro no es ya capaz de concentrarse y entretenerse en un asunto. Si no le divierte, pasa a otro. De modo que su mente no se ha desarrollado de manera completa, dando lugar a adultos con la edad mental de un infante. Encima, como no los espabilamos, se acostumbran a que todo les venga regalado (como las notazas de la escuela, muy lejanas a la realidad)¡Qué futuro nos espera!
De todos modos, la buena suerte de nuestra generación, o la de haber nacido en ese momento, se debe a aquellos que lucharon por sus derechos y los de su sociedad: aquellos estudiantes, ciudadanos, profesores que hicieron huelgas indefinidas para que tuviéramos los derechos que son inherentes al ser humano, aunque a alguien se le olvide. ¡Lástima que hayamos olvidado tanto esfuerzo y estemos volviendo a las penurias del proletariado del XIX!
¡Qué buena suerte tuvo nuestra generación! Los libros dan rienda suelta a nuestra imaginación. En una época en la que nuestros padres estaban más encima, y que no había ni ordenadores ni consolas, en nuestra infancia aprendimos el valor de una buena lectura. Sólo así pudimos divertirnos jugando, inventar nuestros propios juegos, soñar, pensar...Si ahora los chicos fueran capaces de descubrir este mundo mágico de las letras, otro gallo les cantaría. Están acostumbrados a que todo esté hecho dando a un botón, y se han olvidado de pensar (no digamos de soñar), cuando no han aprendido todavía. Dijo una vez una autora que leer no es divertido porque exige un esfuerzo. Evidentemente, se refería a que hay que dar ese paso costoso que supone cualquier aprendizaje. Obviamente, cuando se mimetiza, no supone más que placer. El alma libre también debe alimentarse, y sin lectura, no somos más que gigantes (en potencia), pero sin corazón.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Le estás cogiendo el tranquillo a esto. Je, je, je.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. No es lo mismo la infancia de estas generaciones que la nuestra. Ni siquiera las anteriores, inmersas como estuvieron en la supervivencia. Nosotros tuvimos la suerte de ser la generación del equilibrio. Ahora se ha pasado del extremo dictatorial al permisivo. Pero los extremos se tocan y tan malo es uno como otro. Mañana sale un artículo sobre lo que comentas ejemplificándolo en el hecho concreto de la ausencia de cuentos en las generaciones actuales. No me refiero cuento como cara dura, que de ésa tienen demasiada, sino al género literario que ha educado en valores a las sociedades desde antiguo. Parece que vamos perdiendo también esta buena costumbre.
Recuerda que a esta generación se la nombra como la del zapping, pues su cerebro no es ya capaz de concentrarse y entretenerse en un asunto. Si no le divierte, pasa a otro. De modo que su mente no se ha desarrollado de manera completa, dando lugar a adultos con la edad mental de un infante. Encima, como no los espabilamos, se acostumbran a que todo les venga regalado (como las notazas de la escuela, muy lejanas a la realidad)¡Qué futuro nos espera!
De todos modos, la buena suerte de nuestra generación, o la de haber nacido en ese momento, se debe a aquellos que lucharon por sus derechos y los de su sociedad: aquellos estudiantes, ciudadanos, profesores que hicieron huelgas indefinidas para que tuviéramos los derechos que son inherentes al ser humano, aunque a alguien se le olvide. ¡Lástima que hayamos olvidado tanto esfuerzo y estemos volviendo a las penurias del proletariado del XIX!
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